Maracas en los pies
Este es un post sobre creer, la renovación de votos y el amor por lo de siempre.
Ayer le decía a Ferran Gagarin lo fácil que soy para según que cosas, como se me puede ganar con muy poquito si algo me llega de verdad. Y ayer, en ese mismo momento, Centella me recordaba el motivo y lo grande de vivir esto.
Las Sybil Vane nos marcaron lo que sería la primera ola que vivímos en barcelona con mis amigos y con la gente que conocimos a partir del 2003. Con el Mermelada de Tomate en el 2005 ellas se convirtieron en nuestro referente de girl-band de barcelona: ibamos a sus conciertos, nos las encontrabamos por ahí y las amabamos en pseudo-secreto cosa mala. En esta segunda ola que nos ha tocado vivir, tenemos como girl-band barcelonesa referencial a Las Aias, y ya tiene que ser así: a cada tiempo lo que le toca y lo que lo representa. Con ellas me sucede lo mismo.
Una girl-band como estrella donde orbitar cada ola.
Ayer en el helio, volvimos a ver a Padi tocar la guitarra con esas ganas. Volvimos a ver a alguien vivir lo que está haciendo. Tocaba la guitarra con la garra de quien ha buceado en las ecuaciones de Maxwell, tanto en forma integral como diferencial. Marcaba el ritmo con el bombo de pie y una maraca atada con cinta aislante al tobillo.
Una danelectro haciendo rakaraka. Maracas en los pies.
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